jueves, 29 de abril de 2010

Un mundo lleno de sensaciones

Escuchar música me llena de sensaciones. Escuchar melodías que recorren cada rincón de tu cuerpo, corriendo por tus venas en tropel, ferviente deseo de sentirse vivo y que cada vello de tu cuerpo se erice deseando acariciar el cielo mismo. Una voz que tranpsorte a mundos donde los sotobosques sean la locura de un pintor que intenta inmortalizar el fuerte contraste de sus colores en otoño. Lugares mágicos repartidos por distintos puntos del globo, allí podemos ir cuando deseemos solo con la música. Los pulmones intentan llevar el compás del ritmo, el corazón bombea como la percusión que provoca en ti incontrolables movimientos al son de la música y la melodía se repite en tu cerebro hasta quedarte anestesiado.
Un suspiro, tan solo un suspiro a través de un acorde puede arrebatarte la vida y mandarte a un marco intemporal donde las sensaciones se hacen realidad, los sentimientos se hacen personas y el vivir es tan solo una excusa para el disfrute de nuestra alma. Amando sus escalas, sus suaves acordes y arpegios prohibidos devuélveme mi cordura o dulce melodía.
¿Cómo es posible que lo mismo que acaba con el mundo pueda a la vez crear cosas tan hermosas?

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